Como no emocionarse cuando las imágenes transmiten alegría, encuentros esperados, cariño, amistad. Cuando las sonrisas son reales, los abrazos sinceros y los besos… deseados.
En fin, como no emocionarse con el recuerdo de un día que nos pertenece a todos y del que todos hemos sido participes y beneficiarios de una jornada inolvidable.
Es lo que tiene nuestro trabajo, ademas de ser artesanos de la imagen lo somos también de los recuerdos. Y los recuerdos hay que fabricarlos con cariño, con mano experta y cuidando todos los detalles.
El hotel y restaurante Arcos de Quejana fue el “taller” donde crear y dibujar las ilusiones y la empresa “wedding planner” Kollage puso las manos expertas que moldearon un día perfecto.
Muchas gracias a Arcos de Quejana y Kollage, por construir el entorno ideal en el que poder que relatar con nuestras cámaras los recuerdos de una jornada inolvidable.